¿ESTÁ MAL USAR LA WIKIPEDIA?

(Y el sesgo de confirmación)

La internet es una herramienta poderosísima que está repleta de información, lo que hace que a veces se hace difícil determinar en qué podemos confiar. El contenido en foros y redes sociales puede ser creado muy fácilmente, por lo que, como regla general, es saludable que dudemos y exijamos pruebas antes de confiar en dicha información.

Además, a nuestro cerebro le encanta escuchar ideas que confirman sus creencias previas, por lo que es muy fácil hacer que una persona crea en una mentira si esta se adapta a sus creencias, posición politica, ideológica, religiosa, etc. Ante esto, lo mejor que podemos hacer es desarrollar nuestro pensamiento crítico y, cuando escuchemos algo que confirma nuestras creencias, preguntarnos: ¿estoy aceptando esto como verdad porque me gusta o porque tiene sustento suficiente?, ¿le pido la misma cantidad de evidencia a las creencias que tengo?

Este es el “sesgo de confirmación”, y es tan poderoso, que hace que exijamos mucha evidencia a las cosas que no nos gustan, y poca o nula evidencia a las que sí. Esto lo vemos muy fácilmente en quienes dudan de las vacunas (con mucha evidencia), pero confían en pseudotratamientos o pseudociencias que no han podido probar ser efectivas en estudios científicos controlados.

Entonces, ¿podemos confiar en la Wikipedia? Esta biblioteca colaborativa tiene múltiples mecanismos de control que permiten que la información tenga un nivel aceptable de verificación y corrige el vandalismo informativo (cuando alguien ingresa noticias falsas con una intención desinformativa o de burla). Por lo tanto, podemos usarla como una herramienta rápida de consulta, pero si necesitas una mayor seguridad, puedes recurrir a las fuentes que utiliza, leer la pestaña de «Discusión» para conocer los puntos controvertidos, y acudir a medios serios que filtren lo que publican.

Hay muchas revistas, medios y páginas que utilizan referencias confiables al crear su contenido, y los lectores debemos ser exigentes y esperar este nivel de meticulosidad.

Desde hace 20 años, podemos buscar información sobre cualquier tema o duda que tengamos en Internet. Con unos 50 millones de artículos en casi 300 idiomas, Wikipedia es, al parecer, una fuente impagable de conocimientos. Cualquiera puede contribuir. Pero poco se sabe a nivel individual sobre las personas artífices de tan inmensa fuente de conocimientos. ¿Qué las lleva a poner su tiempo al servicio del conocimiento humano de forma altruista? ¿Y qué sucede cuando autores con una agenda oculta se infiltran en el colectivo para servir a Estados o gigantes industriales? ¿Por qué el 85% de los contenidos los aportan los llamados «viejos hombres blancos», que dominan la plataforma con el conocimiento que ellos consideren relevante para el planeta? ¿Y qué ocurrirá si la inteligencia artificial acaba siendo la que controle los contenidos? Una mirada crítica a las ventajas y los riesgos de la enciclopedia en línea.

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